La larga sombra de la rendición de cuentas

Capítulo 6 : La larga sombra de la rendición de cuentas

14.01.2012 10:36

 

Estamos tan acostumbrados a la rendición de cuentas en muchas esferas de la vida que resulta difícil definirla. La utilizo aquí en el sentido vulgar de juzgar la eficacia de determinadas actividades, que pueden ser muy generales, como los servicios médicos, o restringidas a una iniciativa específica como por ejemplo, la reducción del absentismo escolar.

Ley de Goodhart: Cuando una medida se convierte en objetivo, deja de ser una buena medida.

 

La rendición de cuentas en la escuela : Lo que ha sucedido en muchos países es que la finalidad de rendición de cuentas se tiene como la principal función y se deja en segundo y tercer plano la función formativa y de aprendizaje. 

Los responsables políticos se han dado cuenta de que la evaluación puede utilizarse como una poderosa herramienta para la reforma de la educación. Lo que se ponga a prueba, sobre todo si conlleva consecuencias importantes, determinará lo que se enseñe y cómo se enseñe. Por tanto, esta es una vía más directa que el desarrollo paciente del currículum y la pedagogía, y produce unos resultados claros de manera barata.

 

Despejando la larga sombra : El autor propone una rendición de cuentas inteligente en la que las escuelas conduzcan primero una rendición interna de cuentas que responda a preguntas fundamentales sobre lo que espera la institución de los estudiantes en el plano académico, en qué consiste una buena práctica docente, quiénes son responsables del aprendizaje de los alumnos, cuáles son los valores en los que debe basarse la actividad educativa, cómo hacer que el aprendizaje se haga más gratificante en sí mismo y no solo por medio de las calificaciones por importantes que estas sean.

 

La rendición inteligente de cuentas supone depositar más confianza en los profesionales, que deben estar dispuestos a manifestar sus valores y objetivos.  Todavía necesitaremos medidas de rendición de cuentas, pero éstas deben ser más sofisticadas.

Para ello, es fundamental establecer objetivos realistas y basados en un conjunto de indicadores, en vez de una medida única. Con independencia de las evaluaciones que se utilicen, hay que controlar el error de medida y las consecuencias imprevistas. Las normas o estándares nacionales pueden supervisarse de un modo mucho más preciso, mediante muestreo y unas evaluaciones que tengan consecuencias menos relevantes como las que se utilizan en los Estados Unidos, Escocia y Nueva Zelanda.   

Todo esto ha de realizarse en un contexto social que tenga en cuenta que el cambio sostenible  requiere tiempo y paciencia, factores que, en el presente, son más bien escasos.